Una célula (del latín cellula, diminutivo de cella, ‘hueco’) es la unidad morfológica y funcional de todo ser vivo. De hecho, la
célula es el elemento de menor tamaño que puede considerarse vivo.
De este modo, puede clasificarse a los organismos vivos según el número
de células que posean: si sólo tienen una, se les denomina unicelulares (como pueden ser los protozoos o las bacterias, organismos
microscópicos); si poseen más, se les llama pluricelulares. En estos últimos el número
de células es variable: de unos pocos cientos, como en algunos nematodos, a cientos de billones, como en el caso del ser humano.
Las células suelen poseer un tamaño de 10 µm y
una masa de 1 ng, si bien existen células mucho mayores.
La teoría celular,
propuesta en 1838 para los vegetales y en 1839 para los animales, por Matthias Jakob Schleiden y Theodor Schwann, postula que todos los
organismos están compuestos por células, y que todas las células derivan de
otras precedentes. De este modo, todas las funciones vitales emanan de la
maquinaria celular y de la interacción entre células adyacentes; además, la
tenencia de la información genética,
base de la herencia, en su ADN permite la transmisión de aquella de
generación en generación.